Esta obra, comenzada el 30 de enero de 2020, fué un reto importante en el que empleé una gran cantidad de horas. Dado lo agotador del trabajo en el detalle para poder emular el agua sobre el rostro, tuve que intercalarlo con otras obras menos complicadas que me permitieran descansar del trabajo intenso de concentración que me requirió esta obra. 

En honor a la verdad, debo confesar que cuando comencé este trabajo tenía serias dudas de que pudiese obtener un resultado aceptable. Me parecía un reto muy complicado. Mi táctica fué, primero realizar un buen encaje de la imagen, dedicando la atención y el tiempo necesarios para procurar no desviarme del original, corrigiendo a escala de milímetro, y posteriormente centrarme en el detalle a expensas de perder la noción de la figura concreta. Intenté reproducir cada detalle aunque no encontrase sentido o forma durante el proceso para ver, que según avanzaba, las formas se iban manifestando y produciendo el efecto buscado. El primer problema que me encontré en este proceso fué el poder seguir la silueta para hacer el encaje del dibujo. Como puede verse en la siguiente imagen, no resultaba fácil encajar el dibujo por los efectos del agua en la difuminación de las formas.