Paradójicamente, "la nada" es un concepto sobre el que se ha escrito mucho.
Es un concepto fundamental en la filosofía pero también en otras disciplinas. Desde el punto de vista del humilde mortal es un concepto esquivo que, desde una perspectiva superficial, creemos entender pero, en el momento en que nos paramos a reflexionar, vemos cómo se va diluyendo y nos arrastra a cuestiones existenciales profundas, difíciles de resolver de una manera sencilla. Un problema que nos encontramos con facilidad es el de la gramática que empleamos para definir la realidad. Nuestro lenguaje nos dirige con facilidad a un callejón sin salida del que quizás solo la matemática o la física puedan sacarnos.
El enfoque filosófico
Si comenzamos por revisar en enfoque de la filosofía, desde un punto de vista metafísico, "la nada" sería el concepto opuesto a la existencia de algo.
Si asumimos lo anterior como cierto, podemos ver que ya estamos inmersos en la trampa del lenguaje (pudiendo caer fácilmente en falacias de reificación o hipostacion), puesto que si la nada existe aunque solo sea conceptualmente, ya no puede ser nada. Este es un sencillo ejemplo de como cualquier reflexión meramente superficial sobre este concepto nos arrastra, como decía antes, a una falacia de reificación al tratar de convertir una idea abstracta en algo real. Algunos autores indican que "la nada" es solo un constructo abstracto creado para explicar la existencia, ya que al ser humano le resulta más fácil entender algo definiendo su opuesto. Por ejemplo, no entenderíamos la vida, o estar vivos, si no existiera la muerte.
Para Aristóteles "la nada" era un concepto que no tenía sentido. El definía el espacio como el orden de las cosas, algo que se puede definir como medida de lo que rodea a algo existente. Si nos preguntamos dónde está el vaso, diremos que está, por ejemplo, sobre la mesa, pero no tiene sentido hablar del lugar que ocupa el vaso si no se puede definir nada a su alrededor. Del mismo modo, para Aristóteles, si dos objetos no estaban en contacto, entre ellos debería haber algo, y si hay algo, no tiene sentido indicar que ese algo no es nada, porque si lo fuera, estarían en contacto.
Siguiendo en el enfoque ontológico, Heidegger entiende el Ser como indisoluble del tiempo (un artículo posterior que llamaré "Qué es el tiempo?", tratará este tema). Según él, sin tiempo no hay movimiento, no hay cambio, y por lo tanto no se puede pasar de "la nada" (entendida como No-Ser) al Ser. Pero esto tampoco explica que sería "la nada".
Una última consideración de los problemas del lenguaje sería la sustantivación del verbo "existir" con el que se crea el sustantivo "Ser". Aquí caemos en la trampa de la flexibilidad o capacidad del lenguaje. Que el lenguaje nos permita convertir verbos en sustantivos no implica necesariamente que estos tengan sentido o una correspondencia directa con la realidad.
Aunque otros muchos filósofos han argumentado sobre este tema, hasta donde yo he podido conocer, ninguno ha planteado argumentos significativos que permitan aportar más luz a este esquivo concepto, luego, a mi entender, la filosofía no ha conseguido deshacer el entuerto y seguimos sin saber que demonios sería "la nada", si es que la cuestión tiene algún sentido.
La respuesta de la ciencia
Sin menoscabo de lo que pueda decir la Matemática, que tiene mucho que decir desde la lógica, teoría de conjuntos, aritmética, álgebra y otras ramas de esta ciencia, daremos el salto a la física ya que este artículo es mío y hago consciente uso de mis sesgos cognitivos.
Veamos, pués, que nos dice la física.
Aunque otros autores previos a Newton podrían haber planteado el problema es éste, Newton, el que más trascendencia ha tenido en nuestro pensamiento actual ya que los conceptos de tiempo y espacio (incluyendo "la nada" como ausencia de este último), que consideramos propios, razonables e incluso intuitivos, son invenciones de este genio. Él cuestionó las definiciones de tiempo y espacio de Aristóteles, tildandolas de "relativas, aparentes y banales", para postular la existencia de un tiempo y un espacio absolutos. Esto no creo que fuera fruto de una reflexión metafísica, sino más bien un argumento conveniente para poder formular sus leyes de la mecánica que, por otro lado, han funcionado condenadamente bien para explicar el mundo tal y como lo vemos. Y esto ha sido así desde su formulación en 1687 hasta la actualidad.
Para Newton, y para cualquiera de nosotros, humildes e ignorantes mortales, "la nada" sería equivalente al espacio vacío entre dos objetos. Pero este es un error inducido por la peculiar característica del aire, su extremada liviandad a nuestros sentidos.
Luego "la nada" y "el vacío" son dos conceptos diferentes. El primero abstracto y vago (como hemos visto), de interés para la filosofía y el segundo algo real y medible, de interés para la ciencia.
Como resulta obvio, si reflexionamos un poco, el vacío está lleno de aire. Decir que un vaso está vacío no es equivalente a decir que no hay nada en su interior, sino a que está lleno de aire.
Disponer de la tecnología necesaria para lograr un vacío absoluto total, sería algo prácticamente irrealizable, al margen de que no tendría mucho sentido tamaño esfuerzo. El problema fundamental es que hay muchas cosas en el aire, aquí en la Tierra concretamente, 10 millones de millones de millones de millones de partículas por metro cúbico.
El tipo de vacíos que podemos hacer en la Tierra no son siquiera lejanamente parecidos a los que podemos encuentrar en el espacio profundo pero, aún así, en el mayor de los vacíos del lugar más remoto del Universo, no podríamos decir que no hay nada.
Sin hacer una recopilación del avance científico y tecnológico, lo cual haría demasiado extenso este artículo, vamos a considerar lo que la física de partículas o física teórica, postulan actualmente en relación al tema que nos ocupa.
Sabemos que estamos inmersos en un extraño fluido al que llamamos "el campo de Higgs" y sabemos que esto no es ciencia ficción, porque si lo golpeas de la manera indicada, lo puedes hacer resonar, que es como formar una onda en ese campo y esa onda se manifiesta en la forma de una partícula que llamamos "bosón". Se llama 'bosón' porque este es el nombre de las partículas que portan fuerzas o interacciones, como lo son el fotón (fuerza electromagnética), el gluón (fuerza nuclear fuerte) y los bosones W y Z (fuerza nuclear débil). El otro tipo de partículas subatómicas se llama fermión, que son las que componen la materia que vemos (electrones, protones y neutrones)
El vacío no es pues "la nada", pero tampoco está vacío.
El campo de Higgs sería una especie de continuo que se extiende por todo el espacio, formado por un incontable número de bosones de Higgs. La masa de las partículas estaría causada por una "fricción" con el campo de Higgs, por lo que las partículas que tienen una mayor fricción con este campo tienen una masa mayor.
También sabemos que las fluctuaciones de energía en el vacío pueden espontáneamente convertirse en electrones y positrones, pero estos sólo existen por un breve instante: mil millones de billonésima de segundo. De esta forma no violan el principio de incertidumbre de Heisenberg ni tampoco el principio de conservación de la energía.
En resumen, desde el punto de vista de la física "la nada" seria, en última instancia, lo que podríamos considerar un campo de Higgs, luego ya seria algo.
Conclusión
Como conclusión parece que "la nada" solo es un concepto útil en las matemáticas o en la filosofía pero interpretarla como algo que tiene una existencia real no tiene ningún sentido.
Entonces la nada no existe. Por otro lado, esto tiene todo el sentido porque si existiera sería algo, luego ya no sería nada.
Tanto leer y pensar para llegar aquí... Pero, ¡Hey!, es lo que hay. Al menos la nada nos da algo de qué hablar.