Cambia, crece, construye. Guía tus actos, tus impulsos, tus deseos.
Siente. Siente profundamente.
Sueña. Que no se muera la ilusión.
Padece. Lo justo y necesario para apreciar el contraste.
Llora. De emoción, de alegría.
Salta. Transmite esa energía de nuevo al universo. No te pertenece. Libérala para que alimente a otros.
Rie. Atrae hacia ti la alegría.
Toca. Deja que tus dedos acaricien su piel.
Ama. Como hubieras deseado que te amasen o como realmente lo han hecho.
Comparte. Todo lo tuyo. Hasta lo más íntimo. Tu riqueza está en lo que das, no en lo que retienes.
Escucha. Con toda tu atención y toda la intensidad, hasta el murmullo del más absoluto silencio.
Perdona. Y no olvides olvidar.
Observa. Como si cada detalle fuera nuevo para ti.
Lucha. Que no te pueda el dolor.
Vive. Profundamente. Como si no existiera mañana.