No me voy a entregar a ti.
No te voy a dar todo desde el principio.
No voy a sentir con toda la intensidad.
No voy a serte fiel.
No voy a quererte.
No voy a buscar tu felicidad,
ni tu placer.
No voy a anteponer tus necesidades a las mías.
No voy a mirarte como si sólo existieras tú.
No voy a agobiarme por no estar a la altura.
No voy a tener miedo.
No voy a acariciarte con infinita ternura.
No voy a regalarte nada.
No voy a hablar bien de ti,
ni de mi,
ni de nosotros.
No voy a tener ilusión por compartir mi vida contigo.
No voy a buscarte.
No voy a anhelarte.
No voy a ser paciente contigo,
ni conmigo,
ni con nosotros.
No voy a presentarte a mi familia,
ni a mis amigos.
No voy a desearte,
a pensarte,
a extrañarte cuando no estés,
ni cuando estés, pero distante.
No vas a conocer mi casa,
ni mis cosas.
No voy a reír contigo,
ni a llorar sin ti.
No voy a luchar por ti,
ni por mi,
ni por nosotros.
No.
No te quepa la menor duda.
No lo volveré a hacer.