Me acabo de enterar de la noticia. Es dificil de creer. Nunca acabamos de estar preparados para algo así. Primero crees que no es verdad. Te niegas a aceptar lo que tus oídos escuchan perfectamente, quizás de una forma tan clara porque todo tu ser, toda tu atención, está puesta en ese auricular que ahora, cada vez más debilmente, apenas logras mantener entre tus manos, pegado a tu oído.
Y sigue insistente, empecinado en convencerte de algo que no quieres aceptar, que no es justo, que no... Muchas veces te lo han contado, lo has visto en la televisión o cine, o lo has leído en cualquier relato. Siembre es igual. Primero te niegas a aceptar una realidad tan dolorosa, después te embarga una tristeza muy profunda que da inicio al duelo necesario por la pérdida. Pero así es y ha sido desde el principio de los tiempos. Lo que resulta difícil de creer es cuando es algo tan repentino, tan inesperado. Cuando no hay nada que te haya preparado para el desenlace.
Yo le recuerdo con una sonrisa, de esas abiertas, francas, sinceras. Siempre con una expresión de seguridad y de optimismo. Y así quiero recordarle.
¡Un fuerte abrazo, querido David Ducos!