
He sido consciente de que mi adorable familia ha estado en todo momento al pié del cañón. Que mi maravillosa compañera también. Que mis amigos más cercanos se han preocupado por mi estado, que incluso compañeros, camaradas, nuevos y viejos se han preocupado por mi estado y por mi evolución.
Sin embargo mientras yo permanecía ausente, centrado en mi lucha personal contra el dolor, he ignorado un gran número de situaciones, preocupaciones, llantos, emociones, pensamientos e incluso oraciones, que se dirigían a mi procedentes de múltiples fuentes. De tanto dolor y preocupación no he sido en absoluto consciente hasta que he recuperado mi consciencia y una mínima energía.
Sólo puedo decir dos cosas de todo corazón: Perdón por haceros sufrir y gracias por estar ahí, por mantenerme vivo y sano en vuestro pensamiento, porque estoy convencido que toda esa energía que habéis focalizado en vuestros pensamientos es responsable directa de que siga aquí.
A todos vosotros, familia, amigos, compañeros, camaradas... e incluso enemigos: ¡Un millón de gracias!