Reflexion sobre uno de los transfondos de Blockchain como es la creación de un mundo descentralizado.
Un mundo regido en base a reglas justas y democráticas no tiene que ser un mundo ideal y puede distar mucho del mundo en que nos gustaría vivir.
Parece evidente que nuestro modelo politico, social y económico no nos provoca mucha confianza. En un mundo que la globalización ha hecho más plano y pequeño, estamos rodeados de información sobre buenos y malos sucesos. Nuestra tolerancia hacia la injusticia, la corrupción, la violación de derechos humanos..., es cada vez menor. Nuestra sociedad parece sufrir un problema profundo de confianza. No confiamos en las instituciones que hemos creado para protegernos, gobernarnos y hacer nuestra vida cada vez mejor, más plena y feliz.
Y Blockchain ha llegado con la promesa de que podemos ser dueños de nuestro propio destino. Podemos evitar el fraude, garantizar nuestra seguridad y privacidad, gestionar nuestros bienes sin necesidad de terceros que velen por su seguridad.
Pensemos en un mundo en el que la tecnología sea pilar fundamental para su funcionamiento. La tecnosociedad. Centrémonos en Blockchain, La Internet de las cosas (IoT) y la Inteligencia Artificial (IA). Lo que hace unos años parecía pura ciencia ficción, hoy podría ser posible gracias a estas tecnologías (y todas las subyacentes que las han hecho posibles)
El primer intento plausible de organización autónoma descentralizada (The DAO) fracasó a los pocos meses por una crisis de confianza debido a un fallo del software (bug), pero esto no evitará nuevos intentos en un futuro no muy lejano.
Imaginemos que la Inteligencia Artificial (IA) es capaz de detectar los fallos del software incluso antes de que lo hagan los hackers y puede actuar en consecuencia rehaciendo el código problemático y desarrollando y distribuyendo nuevas versiones corregidas de los contratos inteligentes que defienen las reglas del juego en esta tecnosociedad. Todo esto de una forma completamente autonoma y descentralizada.
Si, como los detractores del primer hard-fork de ethereum defendian: "el código [informático] es la ley", en algún momento podria ocurrir que ningún humano tendría el control del sistema ni sus reglas de consenso.
Hasta ahora cyberpunks y criptoanarquistas (declarados o no), no han estado suficientemente acompañados por otros pensadores influyentes en otros dominios del conocimiento. Me refiero a abogados, economistas, juristas, jueces, politólogos, filósofos... Quizás porque desconfian de la solidez o capacidad de la tecnología para hacer cambios profundos en la sociedad o porque quizás muchos ven en las nuevas tecnologías una amenaza a sus gremios. De todos ellos solo los economistas han acompañado está "revolución" por su relación más directa en el caso de las criptomonedas y alentados por su triunfo tangible con un mercado multi-billonario que es una realidad.
Pero imaginemos por un momento que pensadores de estos dominios del conocimiento contribuyen a la definición de los algoritmos de las corporaciones descentralizadas. Que ayudan a definir contratos inteligentes que incluyan la semántica legal como en el caso de los contratos ricardianos de Grigg, o más allá con tripletes semánticos que puedan ser procesados por algoritmos de IA. Un mundo donde nuestro salario e incentivos estén regidos por reglas definidas por software y se ejecuten en función de parámetros objetivos como, por ejemplo, sensores (wearables) que detectan e informan de nuestro comportamiento, nuestros movimientos y cualquier posible absentismo laboral. Y todo ello de forma automática, de forma segura, verificable y sin posibilidad de trampa en uno u otro sentido. Un mundo donde nuestra reputación online determine el modo en que vivimos, como en el episodio de Black Mirror "Caída en picado".
Aquí no habría corrupción. No habría fraude, pero sin una clara definición tampoco habría ley.
En estos momentos de transición a lo que algunos llaman la sociedad del valor como evolución de la sociedad de la información, vivimos el empoderamiento de los criptógrafos y programadores informáticos con ciertos conocimientos de macro economía o asesorados por economistas.
El principal problema de esta tecnosociedad creo que sería la deshumanización, con todo lo que ello conlleva.
Un mundo justo y democrático, en el que la corrupción y el engaño no sea posible, o muy difícil, quizás no es el modelo de sociedad que realmente deseamos.
Conclusiones
Muchas voces se alzan ya advirtiendo de los riesgos de la tecnología y son riesgos reales con unas consecuencias terribles.
No es nada que nos resulte nuevo. Todo avance tecnológico ha llevado consigo riesgos y algunos eran tan terribles como la destrucción de la humanidad. No es necesario enumerarlos. Todos conocemos ejemplos.
Las nuevas tecnologías como Blockchain, IoT y la IA, pueden ser leones con piel de cordero. Bajo la apariencia de soluciones software inocuas y controladas por los humanos pueden, sin embargo, llevar al colapso de nuestra sociedad o la destrucción de la humanidad. Esta afirmación parece tremendista, pero es un riesgo real. Elon Musk y el mismísimo Stephen Hawking, por mencionar sólo dos personajes muy relevantes, han advertido del riesgo inherente en la Inteligencia Artificial.
Sin desestimar los riesgos creo que la tecnología podrá aportarnos un mundo mejor, pero debrmos ejercer nuestra responsabilidad como humanos y velar porque la tecnología sea nuestro aliado y no nuestro verdugo.